Esta es la vida de un hombre y su obra incompresiblemente olvidados por las actuales generaciones, que dedicó su vida a rescatar del analfabetismo a la infancia más necesitada.
Manuel Siurot Rodríguez nace en La Palma
del Condado, provincia de Huelva (Andalucía) el 1 de diciembre de 1872, Sus
padres eran José Siurot Ruiz, herrador lebrijano que estudió veterinaria en la
Escuela Libre de LaPalma, y Lutgarda Rodríguez Caro, que le marcó afectiva y
religiosamente.
En 1881, cuando contaba 9 años de edad,
se traslada con su familia a Gibraleón (Huelva), donde vivió más de 5 años. A
principios de 1887 se traslada a la ciudad de Huelva, que en aquella época no
alcanzaba los 20.000 habitantes. En esta ciudad cursó los estudios de
bachillerato que culminó a los 19 años con la máxima calificación.
En 1892 se matricula en el curso
preparatorio de derecho de la Universidad Literaria de Sevilla, ciudad en la
que reside durante los tres primeros cursos de licenciatura, acabando los dos
últimos cursos de ésta desde Huelva, y licenciándose con un sobresaliente en el
ejercicio del Grado de Licenciado.
Se casó el 6 de octubre de 1901 con
Manuela de Mora Claros, perteneciente a una adinerada familia de Huelva. Ella
será quién le ayude durante años con su abnegación y su patrimonio a realizar
su altruista labor docente, con quien tuvo a su única hija Antonia. Ejerció
durante más de 10 años como abogado en Huelva hasta que, a principios de 1908,
decidió cambiar su profesión por la de maestro de niños pobres, colaborando
plenamente en las recién inauguradas Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús (que
siguen vigentes hoy en día en Huelva incluso con un monumento), fundadas por el
sacerdote Manuel González García.
A partir de 1916, tras la marcha del
fundador González García a Málaga, Manuel Siurot asume la plena responsabilidad
de las Escuelas del Sagrado Corazón, manteniéndolas en funcionamiento hasta su
muerte.
En 1919 funda el Internado Gratuito de
Maestros, en el que hasta 1934 se impartió la enseñanza de magisterio a jóvenes
sin recursos, dándoles una formación completa que propiciara la renovación de
las enseñanzas escolares, para que los maestro puedan llevar a la práctica su
pedagogía de "una escuela basada en la sicología del niño, respondiendo a
su vida real y diaria y a sus intereses".
Debemos decir que D. Manuel Siurot no fue
maestro de escuela sino, entre otras muchas cosas, abogado, magistrado
suplente, diputado de la Asamblea Nacional, embajador extraordinario en
misiones hispanoamericanas, escritor y periodista con infinidad de artículos
publicados en los diarios de Sevilla, Huelva, etc., obtendría el Premio Mariano
de Cavia en 1926 por su artículo “El
triunfo de las carabelas”. Abandonó su carrera jurídica y política para
dedicarse a la gran obra social de la educación de los niños pobres.
Falleció en Sevilla, el 27 de febrero de
1940. En la actualidad está enterrado en la Capilla Bautismal de la Iglesia
parroquial de La Palma del Condado.
Para Nicolás Salas, "La obra de Manuel Siurot, pese a no contar con los medios de comunicación modernos, saltó a las fronteras onubenses y sevillanas y transcendió a Madrid y el resto de España, y cruzó los Pirineos y el océano Atlántico. The Times escribió “si la fama de este sistema pedagógico promovido por Manuel Siurot no ha llegado aún a Inglaterra, sólo se debe a que su modestia no busca la publicidad”. En la revista de Nueva York School and Society se publicó un informe sobre las Escuelas del Sagrado Corazón de Huelva, sonde se afirmaba: “Si Huelva y don Manuel Siurot, en vez de pertenecer a España pertenecieran a este país de la publicidad, de seguro que la fama tanto de Huelva como de don Manuel Siurot se hubieran extendido de una a otra costa primero, y después a los países extranjeros”. Y en el Mercurio chileno se escribió: “Hay en Huelva un hombre de alma grande, apóstol de una fe social, que se llama Manuel Siurot”.
Sesenta y cinco años después de su
muerte, Manuel Siurot sigue siendo una figura atrayente y atractiva debido a su
fuerte personalidad y a la vigencia actual de su pensamiento y de su obra, que
supuso una revolución en la pedagogía.
La obra de Siurot fue una vida entregada
a los pobres y treinta años trabajando sin cobrar una peseta; 25.000 alumnos
educados en las Escuelas del Sagrado Corazón, que siguieron en El Polvorín y la
ermita de la Cinta y más de 130 maestros del Internado de «La Milagrosa». Ya en
la República fallaron las ayudas para las escuelas y con el inicio de la guerra
civil, vendría su destrucción y la persecución a Siurot, que murió en Sevilla
en 1940
Por lo que significa en nuestros días hay
que destacar, dentro de la labor humanista de Siurot, que éste según Luis
Llerena en la huelga de Riotinto de 1913, repartió 6.506 comidas a los hijos
hambrientos de los huelguistas. Entre 1914 y 1915, con motivo de la Gran
Guerra, entregó 88.355 raciones de comida a los niños pobres y en la huelga de
Riotinto de 1920 buscó limosnas por toda España y América para dar de comer a
más de 800 niños durante 5 meses, superando las 100.000 raciones para que sus
padres pudieran pactar con la empresa sin sentirse coaccionados por el hambre
de sus hijos.
Nunca renegó de sus orígenes modestos y
en Sevilla en los juegos florales de 1917 lo contó con orgullo: «Yo aprendí a martillar en la bigornia de mi
padre, cuando corrieron por mi frente, junto a las primeras nociones del mundo,
las primeras gotas del sudor del trabajo: yo aprendí las primeras páginas de
los libros de mis estudios, alumbrado por el resplandor de la fragua del
taller. Yo he dormido cansado y gustoso en el lecho tranquilo de la pobreza
honrada».
Hasta aquí la vida y la obra de un hombre
bueno, un abogado de carrera prometedora que como el mismo contó «Yo ansiaba ganar dinero y anhelaba aplausos
y gloria. Pero salió al encuentro mío, en el camino de la vida, el dolor y me
uní al fragor humano de la lucha por los niños pobres y abandonados. Después de
conocer sus miserias, su frío y su hambre, lo que hice fue la cosa más natural
del mundo».