El Maestro Quiroga, al piano, con los poetas Rafael de León y Salvador Valverde |
A pesar de su reconocida genialidad,
Quiroga era una persona de extraordinaria humildad y de una simpatía
desbordante, adobada por su gracejo sevillano.
Manuel López – Quiroga Miquel (Sevilla,
1.899 – Madrid, 1.988), pianista, compositor y autor de cuplé y copla, conocido
como maestro Quiroga. Hijo de un buen artesano grabador en
metal, estudió el grado elemental de Magisterio. Asistió a las clases de Dibujo
y Pintura en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y estudió en el Conservatorio
Municipal de Sevilla piano y solfeo con Rafael González Gálvez, armonía con
Luis Mariani y composición con Eduardo de Torres, maestro de capilla de la Catedral
de Sevilla.
La actividad de Quiroga era cada vez más
intensa; además de la música sacra que con 18 años toca en el órgano de la
iglesia de los jesuitas de la calle Jesús del Gran Poder, también lo hace en
los intermedios de los teatros, pone fondo musical a las películas mudas y
acompaña a los cantantes en los locales de cuplés.
Tras hacer el servicio militar en
Vitoria, librándose de ir a la guerra en Marruecos debido a unas fiebres,
regresa a Sevilla y cobra cuatro pesetas diarias por tocar el piano en los
intermedios del Teatro San Fernando. Pero su verdadera vocación era la de
compositor.
En 1.923 estrena su primera obra, la
zarzuela en un solo acto “Sevilla, que grande eres”, en el Teatro del Duque, le
sigue “El cortijo de las matas”, “La niña de los perros” y “Presagio rojo”, su
mayor éxito en estos comienzos, según la prensa local sevillana.
En 1.929 se traslada a Madrid, donde
continúa tocando el piano en teatros y cabarets, mientras compone y estrena
zarzuelas y canciones, pero a pesar de algunos éxitos, la música no le da para
vivir lo suficiente y se ve obligado a recurrir a su oficio de grabador,
troquelando imágenes de vírgenes y santos.
En 1.931 conoce a un distinguido y
aristócrata sevillano llamado Rafael de León, ambos con profundas raíces
andaluzas y se produce entre ellos una extraordinaria compenetración. Los
inspirados romances y letras de Rafael hacen que el músico componga sus
primeros grandes éxitos. La copla se va imponiendo.
En 1.933 Quiroga puede dejar
definitivamente el grabado y dedicarse por completo a las canciones, dando,
además, clases a otros artistas y componiendo constantemente.
Tras la Guerra Civil surgen otros
letristas con los que el maestro colabora. Uno de ellos es el jerezano Antonio
Quintero, que en unión de Quiroga y Rafael de León formaron un trío excepcional
e inician una larga etapa de éxitos populares en el mundo de la copla, que se
suceden hasta avanzados los años sesenta.
Fue una persona que nunca se olvidó de
sus comienzos teatrales y realizó campañas de zarzuela en el Teatro Alcalá de
Madrid, donde estrenó “La Reina fea” en el año 1.941.
Realizó innumerables giras con figuras
folclóricas como Estrellita Castro, su primera musa, Juanita Reina, Concha
Piquer, Rosa Morena, Imperio Argentina, y, en sus últimos años, espectáculos
cómicos con Tony Leblanc.
Quiroga fue un autor muy prolífico, con
más de cinco mil composiciones musicales de las más variadas modalidades,
muchas de las cuales llegaron a ser muy populares en la España de los años 40 y
50. Por citar a algunas de sus canciones más famosas, es autor, en cuanto a la
música de “Tatuaje”, “La Zarzamora”, “Ay, pena, penita, pena”, “La niña de
puerta oscura”, “Ojos verdes”, “La Parrala”, “Pena mora”, “A la lima y al
limón”, “Amante de abril y Mayo”, “Triniá”, “Coplas de Luis Candelas”, “Me
embrujaste”, “Rocío”, “Francisco Alegre” o “María de la O”.
Sin embargo, la copla se va sumergiendo
en una clara decadencia a finales de los años setenta y el maestro Quiroga es
casi olvidado. Al final de su vida comienza a recibir homenajes y le llega el
pleno reconocimiento como compositor, el más importante que ha dado la copla.
El día seis de julio de 1.972 fue
nombrado Consejero de Honor de la Sociedad General de Autores de España y en
1.986 se le nombró Hijo Adoptivo de Madrid. En este mismo año la Sociedad
General de Autores de España y el Ministerio de Cultura organizaron un gran
homenaje en su honor, ofreciendo la Orquesta Nacional de España un concierto en
el Teatro Real de Madrid interpretando 22 de sus más afamados temas y al que
asistió Conchita Piquer.
A pesar de su reconocida genialidad,
Quiroga era una persona de extraordinaria humildad y de una simpatía
desbordante, adobada por su gracejo sevillano. Cuando se le preguntaba por la
clave de sus muchos éxitos, el maestro siempre se los atribuía a sus letristas
y a sus intérpretes.
Falleció en la clínica Virgen del Mar de
Madrid a consecuencia de un edema pulmonar. Su muerte, acaecida en 1.988, pasó
casi desapercibida y fue enterrado, con escasa asistencia, en el cementerio de
la Almudena de Madrid.
Juan Luis Contreras