jueves, 15 de enero de 2015

Sebastián de Llanos Valdés


Sebastián de Llanos Valdés (Sevilla, h. 1.605 – Sevilla, 1.677), pintor barroco. Hijo de Sebastián Ruiz y María de la Cruz, según consta por la partida de su primer matrimonio con Jerónima Bernal en 1.631, donde figura ya como pintor independiente, debió de nacer hacía 1.605 o poco después.

Viudo de su primera esposa, en 1.633 contrajo nuevo matrimonio con Gregoria de Arellano, del que nació su único hijo, Francisco José de Valdés, que ingresaría en la Orden de Predicadores. Fallecida su segunda mujer, todavía contraería un tercer matrimonio en 1.649 con María Pellicer, quien le sobrevivió.

Escasas noticias se tienen de su formación y sus primeros tiempos, salvo su aprendizaje con Herrera el Viejo. Antonio Palomino cuenta en la biografía de Alonso Cano que éste tuvo un desafío a espada con Sebastián de Llanos en 1.638, a quien tenía alojado en su casa, del que resultó gravemente herido en la mano derecha, siendo esta la razón por la que Alonso Cano abandonase Sevilla.

Aunque se ha afirmado que era de origen hidalgo, por lo que siempre hacía constar el “don” en sus firmas, y que llevó una vida desahogada un tanto al margen de su actividad profesional, viviendo de alquiler en casas de elevado precio, lo cierto es que, según documentos, aparece estrechamente vinculado en la vida gremial sevillana, siendo en 1.653 nombrado Alcalde del Gremio de Pintores de Sevilla, y examinando, como tal, un año después a Cornelio Schut. Se sabe que recibió a varios aprendices en su taller, entre ellos, en 1.656, a Juan Real, a una edad inusual, pues sólo contaba nueve años.

Al crear Murillo y Herrera el Mozo una Academia de Dibujo para la enseñanza de las Bellas Artes en la Casa Lonja de Sevilla, en enero de 1.660, figuró entre sus fundadores, tomando una participación activa en todos los años de su existencia y contribuyendo generosamente a su sostenimiento económico. El año de su creación fue nombrado cónsul de la Academia, cargo que ostentó de nuevo junto a Juan de Valdés Leal en 1.663. Un año más tarde, por desistimiento de éste, fue elegido presidente, superando en votos a Cornelio Schut, y en 1.668 figuraba aún como presidente, elegido por tercera vez, siendo el pintor que más tiempo estuvo al frente de esta Academia.

A pesar de la desigualdad técnica y artística de su producción, su sentido creativo fue lo suficientemente versátil para que en su trabajo pudieran aunarse las tendencias más importantes de la pintura local del momento. Se ha apuntado en muchas ocasiones la mala fortuna de Llanos Valdés al tener que trabajar en Sevilla junto a artistas de la talla de Zurbarán, Murillo y Valdés Leal, por no hablar de su posible maestro Herrera el Viejo.Por el contrario, se piensa que la presencia de estos pintores fue su gran fortuna.

Gracias a su capacidad de asimilación de los estilos de aquellos, su pintura evolucionó permitiéndole desarrollar el suyo propio, que de no haber sufrido estas influencias quizá hubiera sido mediocre. De esta manera, y con el sustrato de su primer estilo de aprendizaje, rápidamente asumió el zurbaranesco, al que más tarde aportó ciertos toques de expresividad a la manera de Murillo, pudiendo incluso recibir al final de su carrera la influencia de Valdés Leal; aunque su forma de componer pudiera tener mayor débito del hasta el momento considerado como su posible maestro, Herrera el Viejo.

Tres obras suyas se conservan en la Catedral de Sevilla: “La Piedad”, firmada en 1.666; “San Juan Bautista ante el Sanedrín”, de 1.668 y “La Virgen del Rosario”. En 1.670 fechó las “Cabezas degolladas” de San Pablo y San Juan Bautista, que se hallan en la Iglesia del Salvador de Sevilla. En el Museo del Louvre de París existe un lienzo suyo al óleo de 72 x 53 cm. llamado “Cabeza degollada de un santo mártir”.

Se conserva su testamento, en el que se pone de manifiesto las dificultades económicas que padeció en los últimos años de su vida, y en el que expresa textualmente: “no mando decir misas porque soy muy pobre y pido a mi mujer, María de Pellicer, diga las que pudiera, sin que a ello se la pueda apremiar”.

Es sin duda uno de los mejores pintores andaluces de mediados del siglo XVII. Muchos de sus cuadros están diseminados por numerosas colecciones particulares, más que en museos.

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