Núñez de Herrera, con Muñoz San Román, en
la Hemeroteca, ubicada inicialmente en dependencias del Alcázar (27 de mayo de
1934). Foto: Sánchez del Pando
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Antonio Núñez de Herrera (1900-1935). Nacido
en Campanario, provincia de Badajoz, Antonio Núñez de Herrera llegó a Sevilla
joven e hizo su carrera profesional en la Escala Técnica del Cuerpo de
Telégrafos. Hubiera sido un funcionario más de no ser por su vocación literaria
y periodística, que le llevó a participar en la creación de la Revista
Mediodía junto a nombres como Juan Sierra, Alejandro Collantes de Terán o
Joaquín Romero Murube. Impulsor y fundador de la Hemeroteca Municipal de
Sevilla, Núñez de Herrera era un miembro de la tercera España, esa que se
aparta de etiquetas y convencionalismos para fusionar tradición y modernidad.
Por la primera de esas pasiones, la
Literatura, formó parte de los escritores agrupados en torno a la revista Mediodía,
colaboró intensamente con numerosas publicaciones locales y nacionales (El
Noticiero Sevillano, La Libertad, La Gaceta Literaria...) y dejó un
buen número de poemas sin publicar. Por la segunda, la vida pública, llegó a
ser secretario del primer alcalde republicano de Sevilla, fundó la
Hemeroteca Municipal y dirigió el semanario Crítica y el periódico El
Pueblo, publicaciones de efímera trayectoria vinculadas a los propósitos de
Martínez Barrios.
Núñez de Herrera, republicano convencido,
consiguió ir más allá de las dos Españas y sus visiones simplistas y
estereotipadas de la Semana Santa. Frente a los dictadores de la moral, esos
que dan lecciones de libertad mientras imponen sus desvaríos, Núñez de Herrera
se muestra abierto a las teóricas contradicciones viendo en ellas belleza y
verdad.
Núñez de Herrera falleció el 23 de julio
de 1935. Así aparece en varios periódicos. El Siglo Futuro, por ejemplo,
publica ese mismo día un cable urgente: "Ha fallecido en Montegordo
(Portugal) el periodista y escritor sevillano Antonio Núñez Herrera
(sic)". El Heraldo de Madrid ofrece en su nota la
causa del fallecimiento: una neumonía. Y una última muestra: Abc
recoge al día siguiente (24 de julio de 1935) la noticia a través de la
reacción del alcalde Isacio Contreras. "El Sr. Contreras se mostró muy
afectado por tan sensible e inesperada desgracia y elogió la probidad y
competencia del finado" Sobre este último desempeño, el entonces alcalde,
Isacio Contreras, resaltó, al día siguiente del fallecimiento del escritor,
como éste «había conseguido, en poco tiempo y con muy poco gasto para el erario
municipal, dar a la Hemeroteca una organización tan perfecta que no desmerece
de las mejores de España»..
Calibra el sentido último de la fiesta
sin reduccionismos ni simplezas, entendiendo que sólo desde la emoción puede
tener sentido la Semana Santa de Sevilla. Y aunque hipócritas y fariseos se
echen las manos a la cabeza con su libro (libro por cierto desterrado durante
el Franquismo), Núñez de Herrera está en lo cierto cuando demuestra que no hay
problema en ser anarquista y cofrade, comunista y cofrade, ateo y cofrade. Por
lo menos en Sevilla.
Núñez de Herrera es autor de un solo
libro. Pero qué libro. Sevilla:Teoría y realidad de la Semana Santa
(1934) es, sencillamente, una obra colosal, atrevida, en muchos aspectos
adelantada a su tiempo. Muy probablemente, uno de los mejores textos dedicados
a la ciudad. Con fino olfato social, Núñez de Herrera supo atrapar que la
fiesta es un acontecimiento popular y urbano, y, por tanto, un fenómeno
profundamente contemporáneo.
Teoría y Realidad de la Semana Santa Desde el punto de vista
histórico, éste es probablemente el primer libro en el que se hace una
«interpretación» de la Semana Santa como fenómeno no tanto religioso como
sociológico. Para Antonio Núñez de Herrera, la Semana Santa sevillana está
fuera del tiempo y es, a la vez, pura existencia. Hablar de la Semana Santa es
para nuestro autor hablar de Sevilla, una ciudad sustraída también a lo
temporal, de tan abstraída que está en su propio vivir. Antonio Núñez de Herrera,
interpretando la Semana Santa interpreta a Sevilla, siguiendo la estela de lo
iniciado por Manuel Chaves Nogales y José María Izquierdo.
Es precisamente eso, la visión de una
fiesta tradicional desde la óptica de las vanguardias. Comprometido con la
realidad que le tocó vivir, buscó penetrar en el significado último de la
fiesta, centrándose en lo esencial, apartándose de lo accesorio. El pasaje
“Denegación y Ausencia de la Historia”, es buena prueba de ello:
Acaba finalmente
cuando el postrer nazareno se descalza las sandalias y las envuelve en el
último número de El Socialista.
El último nazareno sí
tiene su historia y su filosofía. En pesados artículos doctrinales ha leído
algo sobre Hegel. También sabe que existe la interpretación materialista de la
historia. Pero ahora no se trataba de eso. No se trataba de Largo Caballero.
Pero, ¡cuidado!, tampoco del Sumo Pontífice. Se trata de la Semana Santa”.
Calibra el sentido último de la fiesta
sin reduccionismos ni simplezas, entendiendo que sólo desde la emoción puede
tener sentido la Semana Santa de Sevilla. Y aunque hipócritas y fariseos se
echen las manos a la cabeza con su libro (libro por cierto desterrado durante
el Franquismo), Núñez de Herrera está en lo cierto cuando demuestra que no hay
problema en ser anarquista y cofrade, comunista y cofrade, ateo y cofrade. Por
lo menos en Sevilla.
“En estos días no se razona. Se siente
nada más. Se vive y no se recuerda. La Semana Santa no ha existido hasta ahora
mismo. Queda lejana de toda cuestión previa. Inútil buscarle raíces teológicas
o tubérculos históricos. Nace la Semana Santa en sí, para sí y por sí”.