sábado, 7 de marzo de 2015

Rafael Laffón



Rafael Laffón Zambrano (Sevilla, 1.895 – Sevilla, 1.978), escritor miembro de la Generación del 27, dedicado a la poesía y a la crítica.

Su padre, José Manuel Laffón, durante un tiempo fue súbdito francés, pero por cuestiones sociales y laborales, se nacionalizó español. Fue director de la Casa de Socorro de Triana.

Rafael se licenció en Derecho en la Universidad sevillana, aunque también realizó estudios de Filosofía y Letras.

Siempre residió en su ciudad natal, llevando una existencia retraída y alejada de los vaivenes políticos, desempeñando su trabajo como funcionario de la Administración Publica. Colaboró en algunas revistas y periódicos españoles e hispanoamericanos y su poesía ha sido traducida a diversos idiomas. 

Efectivamente, muy joven comenzó sus colaboraciones en “Bética”, “Archivo Hispalense”, “Alma Mater”, “La Exposición”, “Mundo Gráfico”, “El Liberal” y “ABC”.

Con Alejandro Collantes de Terán, Rafael Porlán, Joaquín Romero Murube, Juan Sierra y Eduardo Llosent, fundó en 1.926 en Sevilla el grupo y la revista “Mediodía” y el grupo poético que nació con ella, localizado entre el ultraísmo y la Generación del 27.

Su poesía está caracterizada por el intimismo, pero siempre estuvo interesado por la poesía popular. Desde 1.936 fue evolucionando hacia las formas tradicionales, un cambio especialmente notorio a partir del año 1.944, con dos temas predominantes: el religioso y la exaltación de Sevilla.

Su primer libro de poesías fue “Cráter”, editado en 1.921 y algo afín todavía a la corriente modernista. “El Sol desaparecido” (1.924), inédito hasta 1.927, presenta ya signos vanguardistas. Pero “Signo” (1.927) e “Identidad” (1.934), son plenamente vanguardistas.

Tras la Guerra Civil española vuelve a las formas más clásicas: romances, sonetos y décimas, practicando una especie de impresionismo musical y colorista. Obras de esta época son “Romances y madrigales” (1.949) o “Cantar del Santo Rey”, aparecido en 1.948.

En el año 1.959 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por su antología “La rama ingrata”.

Su última etapa se inicia con el libro “Vigilia del jazmín” (1.952), abandonando el grácil retoricismo anterior y practicando una poesía de testimonio personal y existencial. Esta fase se completa con “A dos aguas” (1.962), “La cicatriz del reino” (1.964) y “Sinuosidades y puzzle” (1.970).

Durante los diez años siguientes no publicó ningún libro de versos, aunque descubrió un nuevo tema esencial para su obra: su gran amor a Sevilla, ciudad que encontraría en Rafael Laffón uno de sus mejores y más fervorosos cantores.

En el año 1.973 publicó su última obra: “Sevilla del buen recuerdo”, en la que recuerda su infancia, sus seres más queridos y los paisajes urbanos que le dejaron una profunda huella.

Rafael Laffón era académico de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla.

A diferencia de otros autores de la Generación del 27 que se vieron forzados al exilio, Rafael nunca abandonó su ciudad natal. Esta decisión acabaría afectando al alcance y reconocimiento de su obra, ya que no logró la difusión ni el reconocimiento que por su importancia merecía, a pesar de haber sido una de las figuras más interesantes de la poesía sevillana durante cincuenta años.

En las postrimerías de su vida una trombosis, de la que nunca consiguió recuperarse, le mantuvo recluido en su casa de la calle Cardenal Spínola número 26, donde recibía a jóvenes que buscaban consejos del maestro.

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