lunes, 30 de marzo de 2015

Antonio Núñez de Herrera


 
Núñez de Herrera, con Muñoz San Román, en la Hemeroteca, ubicada inicialmente en dependencias del Alcázar (27 de mayo de 1934). Foto: Sánchez del Pando
Antonio Núñez de Herrera (1900-1935). Nacido en Campanario, provincia de Badajoz, Antonio Núñez de Herrera llegó a Sevilla joven e hizo su carrera profesional en la Escala Técnica del Cuerpo de Telégrafos. Hubiera sido un funcionario más de no ser por su vocación literaria y periodística, que le llevó a participar en la creación de la Revista Mediodía junto a nombres como Juan Sierra, Alejandro Collantes de Terán o Joaquín Romero Murube. Impulsor y fundador de la Hemeroteca Municipal de Sevilla, Núñez de Herrera era un miembro de la tercera España, esa que se aparta de etiquetas y convencionalismos para fusionar tradición y modernidad.

Por la primera de esas pasiones, la Literatura, formó parte de los escritores agrupados en torno a la revista Mediodía, colaboró intensamente con numerosas publicaciones locales y nacionales (El Noticiero Sevillano, La Libertad, La Gaceta Literaria...) y dejó un buen número de poemas sin publicar. Por la segunda, la vida pública, llegó a ser secretario del primer alcalde republicano de Sevilla, fundó la Hemeroteca Municipal y dirigió el semanario Crítica y el periódico El Pueblo, publicaciones de efímera trayectoria vinculadas a los propósitos de Martínez Barrios. 

Núñez de Herrera, republicano convencido, consiguió ir más allá de las dos Españas y sus visiones simplistas y estereotipadas de la Semana Santa. Frente a los dictadores de la moral, esos que dan lecciones de libertad mientras imponen sus desvaríos, Núñez de Herrera se muestra abierto a las teóricas contradicciones viendo en ellas belleza y verdad.

Núñez de Herrera falleció el 23 de julio de 1935. Así aparece en varios periódicos. El Siglo Futuro, por ejemplo, publica ese mismo día un cable urgente: "Ha fallecido en Montegordo (Portugal) el periodista y escritor sevillano Antonio Núñez Herrera (sic)". El Heraldo de Madrid ofrece en su nota la causa del fallecimiento: una neumonía. Y una última muestra: Abc recoge al día siguiente (24 de julio de 1935) la noticia a través de la reacción del alcalde Isacio Contreras. "El Sr. Contreras se mostró muy afectado por tan sensible e inesperada desgracia y elogió la probidad y competencia del finado" Sobre este último desempeño, el entonces alcalde, Isacio Contreras, resaltó, al día siguiente del fallecimiento del escritor, como éste «había conseguido, en poco tiempo y con muy poco gasto para el erario municipal, dar a la Hemeroteca una organización tan perfecta que no desmerece de las mejores de España»..

Calibra el sentido último de la fiesta sin reduccionismos ni simplezas, entendiendo que sólo desde la emoción puede tener sentido la Semana Santa de Sevilla. Y aunque hipócritas y fariseos se echen las manos a la cabeza con su libro (libro por cierto desterrado durante el Franquismo), Núñez de Herrera está en lo cierto cuando demuestra que no hay problema en ser anarquista y cofrade, comunista y cofrade, ateo y cofrade. Por lo menos en Sevilla.  

Núñez de Herrera es autor de un solo libro. Pero qué libro. Sevilla:Teoría y realidad de la Semana Santa (1934) es, sencillamente, una obra colosal, atrevida, en muchos aspectos adelantada a su tiempo. Muy probablemente, uno de los mejores textos dedicados a la ciudad. Con fino olfato social, Núñez de Herrera supo atrapar que la fiesta es un acontecimiento popular y urbano, y, por tanto, un fenómeno profundamente contemporáneo.

Teoría y Realidad de la Semana Santa Desde el punto de vista histórico, éste es probablemente el primer libro en el que se hace una «interpretación» de la Semana Santa como fenómeno no tanto religioso como sociológico. Para Antonio Núñez de Herrera, la Semana Santa sevillana está fuera del tiempo y es, a la vez, pura existencia. Hablar de la Semana Santa es para nuestro autor hablar de Sevilla, una ciudad sustraída también a lo temporal, de tan abstraída que está en su propio vivir. Antonio Núñez de Herrera, interpretando la Semana Santa interpreta a Sevilla, siguiendo la estela de lo iniciado por Manuel Chaves Nogales y José María Izquierdo.

Es precisamente eso, la visión de una fiesta tradicional desde la óptica de las vanguardias. Comprometido con la realidad que le tocó vivir, buscó penetrar en el significado último de la fiesta, centrándose en lo esencial, apartándose de lo accesorio. El pasaje “Denegación y Ausencia de la Historia”, es buena prueba de ello:

Acaba finalmente cuando el postrer nazareno se descalza las sandalias y las envuelve en el último número de El Socialista.

El último nazareno sí tiene su historia y su filosofía. En pesados artículos doctrinales ha leído algo sobre Hegel. También sabe que existe la interpretación materialista de la historia. Pero ahora no se trataba de eso. No se trataba de Largo Caballero. Pero, ¡cuidado!, tampoco del Sumo Pontífice. Se trata de la Semana Santa”.

Calibra el sentido último de la fiesta sin reduccionismos ni simplezas, entendiendo que sólo desde la emoción puede tener sentido la Semana Santa de Sevilla. Y aunque hipócritas y fariseos se echen las manos a la cabeza con su libro (libro por cierto desterrado durante el Franquismo), Núñez de Herrera está en lo cierto cuando demuestra que no hay problema en ser anarquista y cofrade, comunista y cofrade, ateo y cofrade. Por lo menos en Sevilla.  

“En estos días no se razona. Se siente nada más. Se vive y no se recuerda. La Semana Santa no ha existido hasta ahora mismo. Queda lejana de toda cuestión previa. Inútil buscarle raíces teológicas o tubérculos históricos. Nace la Semana Santa en sí, para sí y por sí”.

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