martes, 12 de agosto de 2014

Manuel Fernández y González




Manuel Fernández y González.  (Sevilla, 6 de diciembre de 1821 - Madrid, 6 de enero de 1888) fue un novelista español de enorme fama en el siglo XIX.
Hijo de un militar, capitán de caballería, de ideas liberales, pasó su infancia y juventud en Granada, ya que en esta ciudad era donde su padre se hallaba encarcelado.
Realizó sus estudios en la Universidad de Granada, donde se licenció en Filosofía y Letras, y Derecho y donde, además, fue miembro de la tertulia “La Cuerda”. Escritor precoz, publicó su primer libro de poemas a los 14 años y su primera obra de teatro, “El bastardo y el rey”, mientras cumplía el servicio militar en el año 1.841 y su primera novela llega en 1.848, bajo el título de “El doncel de don Pedro de Castilla”.
Fernández y González, tras contraer matrimonio, en 1.850 se trasladó a Madrid con la intención de introducirse en los ambientes literarios, pero como mostrara excesiva arrogancia, impropia de un recién llegado, fue mal recibido y nunca llegó a ser admitido. Se vengó, de lo que él consideró una grave afrenta, hablando mal de los escritores consagrados en el periódico satírico “El diablo con antiparras”.
Llevó una vida bohemia que no interrumpió, ni siquiera, cuando sus narraciones alcanzaron un éxito muy superior a sus cualidades literarias, llegando a ser el autor más representativo de la novela por entregas o los llamados “folletines”, con frecuencia eran novelas históricas degeneradas en novelas de aventuras.
Este éxito le colmó de vanidad y soberbia que fue muy criticada por sus envidiosos contemporáneos, que contaron sobre ello numerosas anécdotas. Con las enormes ganancias que le reportaban la venta de sus libros, ya que las novelas por entregas y los folletines estaban en plena eclosión, se permitía todos los placeres mundanos.
Vivió una vida fastuosa y lucía un lujoso carruaje que llevaba las iniciales de su nombre y apellidos, M.F.G., que algunos malintencionados, envidiosos de su éxito comercial, traducían como “Fabrico Mentiras Grandes”.
Se fugó a París con una estanquera de la que estaba locamente enamorado, dejando algunas obras sin concluir. Para sobrevivir en esta ciudad publicó varios folletines en los diarios locales e hizo traducciones. La Revolución de 1.868 (La Gloriosa) le sorprendió en la capital francesa, y a su domicilio en París fue a visitarle la destronada Isabel II, amiga y admiradora del escritor.
De regreso a Madrid, en sus últimos años dictaba sus novelas a varios secretarios, entre ellos Vicente Blasco Ibáñez y Tomás Luceño, que las tomaban taquigráficamente.
Fernández y González falleció en la mayor pobreza, a causa de su dilapidador estilo de vida, malviviendo en sus últimos años gracias a la paga de una cátedra ofrecida por el Ateneo de Madrid, aunque su entierro revistió gran solemnidad, presidiendo el duelo el ministro de Fomento, señor Navarro Rodrigo, estando representadas todas las Academias, como asimismo todos los teatros de la ciudad, siendo muy numerosa la asistencia de escritores y periodistas.
Eran características suyas una imaginación calenturienta, cierta gracia andaluza e ingenio, una verbosidad excesiva, sobre todo en los diálogos (le pagaban por página escrita y ya se sabe que los diálogos rellenan folios con poco trabajo), una esencial falta de erudición sólida, cierto mal gusto y falta de sentido crítico y ponderación.
Escribió unas 300 novelas, poesías a la manera de José Zorrilla y algunos dramas. En sus novelas domina la acción sobre la descripción, eligiendo preferentemente temas históricos, legendarios y tradicionales, que demuestran claramente su nacionalismo.
Entre sus novelas destacan “Men Rodríguez de Sanabria” (1.851), “El doncel de don Pedro de Castilla”, sobre los tiempos de Pedro I el Cruel, “El cocinero de su majestad”, “El Condestable don Álvaro de Luna” (1.851), “Los siete infantes de Lara” (1.853), “Diego Corrientes. Historia de un bandido célebre” (1.866), “El Conde Duque de Olivares” (1.870) y “José María el Tempranillo. Historia de un buen mozo” (1.886).

No hay comentarios :

Publicar un comentario