lunes, 11 de agosto de 2014

Rafael Cansinos Assens.



Rafael Cansinos Assens.  nació en Sevilla, calle de la Tinaja número 7, en 1882, hijo de Manuel Cansino de la Vega y Dolores Assens y Rodríguez. . A su familia, muy modesta y de recursos económicos escasos, pertenecía también la actriz y bailarina norteamericana Margarita Carmen Cansino, más conocida como Rita Hayworth.
Su educación fue profundamente cristiana de la mano de su madre, ferviente católica, y de las de sus dos hermanas mayores, que llegaron a ser novicias.
En octubre de 1892 ingresa en la escuela de párvulos, "sección de niños pobres", de los padres Escolapios, en la Plaza de la Paja. Se prepara para la primera Comunión y para hacer el grado en el Instituto. Si quería continuar los estudios tenía que obtener la calificación de sobresaliente. Dos años después en 1894 termina el primer año de Grado con sobresaliente en Geografía y matricula de honor en Latín. En octubre fallece su padre. con quince años, en 1898, fallecido su padre, se traslada con su familia a Madrid, ciudad que ya nunca abandonaría.
En 1897, después de terminar cuarto curso de Grado y el curso de Comercio, la familia se traslada a Madrid:. Cansinos se queda en Sevilla, se matricula pero no asiste a clases. En Diciembre la familia, enterada de su vida licenciosa que llevaba en la ciudad, le da instrucciones para que lo venda todo y se traslade a Madrid. Finalmente con quince años, en enero de1898, se traslada con su familia a Madrid, ciudad que ya nunca abandonaría.
Los primeros años en Madrid, rodeados de problemas económicos y cargados de bohemia,  empieza a relacionarse con el mundo de las letras de la capital a través de sus frecuentes visitas a la Biblioteca Nacional y comienza a investigar su apellido en libros de heráldica. Descubre el origen judío de su apellido y con el tiempo encontrará evidencias de que desciende de conversos. Toma cursos de alemán y salta de empleo en empleo sin solución de continuidad.
Hacia 1901 Pedro González-Blanco le pone en contacto con el Modernismo que le cautiva y conoce a Francisco Villaespesa; con él y otros jóvenes innovadores pasea por las calles madrileñas y recala en ciertas tertulias. Colabora en Helios (1903), Revista Latina y Renacimiento (1907). En esos años de comienzo del nuevo siglo participa activamente con el senador Ángel Pulido Fernández en una campaña filo-sefardí que tuvo por finalidad recuperar la memoria judía española. Escribe salmos. Frecuenta el Colonial y otros cafés de tertulia. Se hace periodista e irá relacionándose con el citado Villaespesa, Juan Ramón Jiménez, Emilio Carrere, Felipe Trigo, Rubén Darío, Rafael Lasso de la Vega, Gregorio Martínez Sierra, Carmen de Burgos, Ramón Gómez de la Serna, Antonio Machado y Manuel Machado, etcétera.

El Candelabro de los siete brazos (salmos), en 1914, modernista, pero publicada tardíamente, cuando ya esta estética empieza a periclitar. Por entonces tiene su propia tertulia en el Colonial, donde es animador de las vanguardias; tras venir a España el poeta chileno Vicente Huidobro en 1918 y fundar el Ultraísmo, cuando este se va asume la jefatura, liderato y patrocinio del movimiento en España a través de las revistas Cervantes y Grecia, aunque la verdadera portavoz del movimiento será la revista Ultra (enero de 1921 - febrero de 1922).
Publica su primera obra,
Al mismo tiempo mantiene una relación muy estrecha con la incipiente comunidad judía de Madrid, que en aquel entonces gira en torno a la figura de Max Nordau. En 1919 abandona el periodismo para dedicarse por completo a la literatura. Dirige la revista Cervantes, y colabora en otras como: Grecia, Ultra, Tableros. Su obra de aquellos años, excepto algunos textos que firmó con el seudónimo de Juan Las, no tiene nada de vanguardista, sino que hunde sus raíces en textos bíblicos. Es la época en la que se relaciona con Guillermo de Torre, Adriano del Valle, Xavier Bóveda, Vicente Huidobro y también con Jorge Luis Borges.
En 1919 pone por vez primera en español, traduciendo del inglés y francés, una antología talmúdica con el título de Bellezas del Talmud. Su prestigio como traductor irá en aumento basado en sus versiones de obras de Juliano el Apóstata, Iván Turguéniev, Lev Tolstói, Máximo Gorki, Max Nordau, etc.
En 1921, en El movimiento V.P, hace un retrato irónico de los protagonistas de las Vanguardias españolas, y en especial de la disolución del Ultraísmo.
Reconocido crítico literario, sus artículos, aparecidos fundamentalmente en La Correspondencia de España y en La Libertad, periódico este de tendencia republicana en que entra en 1925 y donde escribe hasta la Guerra Civil. Durante esta época publica un buen número de ensayos literarios y de índole diversa así como varias novelas.
Durante la Guerra Civil redacta unos Diarios principalmente en inglés, pero también en francés, alemán y árabe aljamiado, lo que hacía para practicar las lenguas que conocía; de idéntica manera están escritos los diarios a partir de los que redactó la Novela de un literato, que alcanzan hasta el principio de la contienda. Después de la Guerra Civil española, en la que había tomado partido por los derrotados, fue depurado por el régimen de Franco y privado del carné de prensa bajo la única acusación de ser judío.
Inicia así un largo exilio interior, dedicándose casi por entero a traducir para la Editorial Aguilar. De su firma irán apareciendo la obra completa de autores como Dostoievski, Schiller, Goethe, Balzac, Andréyev...
Todas estas obras las acompañaba de amplias biografías y estudios. Especial importancia tuvo también la primera traducción directa del árabe al español, y completa, de Las mil y una noches, con una monumental monografía introductoria.
De los años 50 es Mahoma y el Korán, biografía crítica y estudio y versión de su mensaje, publicado en una editorial bonaerense minoritaria, que acompaña de la traducción del Korán, nuevamente por primera vez en español en versión directa, literal e íntegra, y que fue publicada repetidamente hasta los años 60 por Aguilar en Madrid. En esos años oscuros también escribe un ensayo sobre el antisemitismo, (Soñadores del galut, conservado en la Biblioteca Nacional Argentina) y La novela de un literato (1982–1995).
, tres volúmenes que no son una novela, sino una especie de memorias colectivas, un retrato febril del Madrid literario y bohemio desde 1898 hasta 1936. Al parecer Aguilar le había prometido publicar el libro, pero cuando leyó el manuscrito, en 1961, lo rechazó por miedo a las querellas por alusiones y a la censura. Sólo lo publicaría, dijo, si hacía enormes cambios. Cansinos se negó, tras lo cual volvió a sumergirse en la oscuridad como una vieja ballena. sin embargo, La novela de un literato es un libro lleno de vida e incluso de una desaforada alegría que a veces se parece a la tristeza. Qué modernísima es su escritura, qué trepidante y ligera, grotesca y conmovedora en ocasiones, desternillante a menudo. Todo el libro sucede en un radio de tres kilómetros alrededor de la Puerta del Sol de Madrid; y ahí, como en una gota de agua que, vista a través del microscopio, revela un hervor de bichejos, van pasando las gentes y las décadas, todos tan atareados en sus menudas vidas de paramecios altivos. En los tres volúmenes de Cansinos Assens aparece todo el mundo: Juan Ramón Jiménez y su delicuescente languidez; el inefable Valle-Inclán, "agitando, como un ala, la hueca manga". Blasco Ibáñez, apasionado y petulante, apabullando al gran Galdós, menudo como un pajarito. Y los dos Machado, y Baroja, y más tarde Huidobro, García Lorca, Alberti y mil más. Todos ellos atrapados en un instante de su cotidianidad, todos reales y creíbles. Como cuando explica que los escritores solían vender a toda prisa los libros dedicados que les regalaban otros escritores, para poder pagarse con ellos la merienda: "¿No era ya famosa aquella frase del grave Antonio Machado al recibir Sol de la tarde, de Martínez Sierra: 'Sol de la tarde, café de la noche'?". Bostezan y sudan los personajes a tu lado, como si estuvieran sentados junto a ti. Finalmente el libro vio la luz en 1982, gracias al trabajo de estructuración de su hijo, Rafael Manuel.

La novela de un literato
La vida que llevó en el triste Madrid de posguerra fue fundamentalmente nocturna, ya que dormía hasta bien entrada la mañana, cuando empezaba a trabajar. Fallecida en 1946 su compañera sentimental, Josefina Megías Casado, y su hermana Pilar en 1949, con la que había convivido toda su existencia, en 1950 entró a trabajar en su domicilio de la calle Menéndez Pelayo, Braulia Galán, que se convertiría años después en su esposa, cuidándole hasta el fin de sus días. En 1958 tuvo un hijo.
Cansinos fue siempre un trabajador infatigable. Poco antes de morir finalizó la traducción de las Obras completas de Balzac. Fue correspondiente de la Academia sevillana de Buenas Letras y de la Goethiana de Sao Paulo (Brasil); en 1925 la Real Academia Española de la Lengua le concedió el premio «Chirel» y al año siguiente era distinguido con las Palmas Académicas francesas. El lunes 6 de julio de 1964 fallece, al atardecer en Madrid.
Especial relevancia en la vida de Rafael Cansinos Assens tuvo su relación con Jorge Luis Borges que siempre le llamó maestro y que le visitó en numerosas ocasiones. No es de extrañar que cuando Borges declarara a Cansinos Assens su maestro se le tome por una más de sus ficciones. Dice César Tiempo en el prólogo de Las luminarias de Janucá: “El autor de «Las luminarias de Janucá», en quien se da la circunstancia verdaderamente sobrenatural del hombre que ha leído todos los libros, habla todas las lenguas y ha escrito tantas paginas como para dar la vuelta al globo terráqueo, sólo podía ser un personaje de ficción”. Pero no, Cansinos es un personaje real y su obra está esperando, por el bien de las letras españolas, su reconocimiento.
 Rafael Cansinos Assens, es uno de esos autores andaluces en los que la añoranza de su tierra natal y de Andalucía dejó amplísimo y profundo surco en su obra. Aunque abandonó Sevilla con quince años, en 1898 y se instaló de forma definitiva en Madrid, pocos escritores extrañados de su tierra le han dedicado tanta atención y obra al lugar de su natalicio, infancia y juventud. Cansinos Assens, «Correspondiente» desde 1915 de la Academia Sevillana de Buenas Letras, es autor de novelas como En la tierra florida o La santa niña catalina, que transcurren en Sevilla, u otras, como Los sobrinos del diablo y Las luminarias de Janucá donde la evocación andaluza es permanente. En novelas cortas como El manto de la Virgen, El hechizo del Sur lejano, La casa de las cuatro esquinas, y en numerosos cuentos, poemas, artículos, lo andaluz y sus gentes son protagonistas. En sus memorias, La novela de un literato, hay más de cien referencias a Sevilla. Como no podía ser menos, buena parte de su obra crítica presta especial atención a los autores del sur de España o escribe libros completos como Sevilla en la literatura: Las novelas sevillanas de José Más, o La copla andaluza.

No hay comentarios :

Publicar un comentario