domingo, 31 de agosto de 2014

Mateo Alemán



Nacido el mismo año que Miguel de Cervantes, fue bautizado en la iglesia colegial de El Salvador el 28 de septiembre de 1.547. Su padre fue el doctor Hernando Alemán, posiblemente de origen converso, y que desde 1.557 ocupó el cargo de médico – cirujano de la Cárcel Real de Sevilla y su madre, segunda esposa de éste, Juana de Enero, hija de un comerciante de ascendencia florentina. Entre sus antepasados hubo un judaizante que murió abrasado en la hoguera.
Su educación fue esmerada, pues su padre se ocupó de enviarle a las mejores escuelas. Parece ser que empezó a estudiar Humanidades en el estudio de Juan de Mal Lara, graduándose de Bachiller en Artes y Teología (1.564) en la universidad llamada “Maese Rodrigo” de Sevilla. Después estudió Medicina en Salamanca y en Alcalá de Henares (Madrid), pero al morir su padre en 1.567 debió abandonar los estudios, ya que no figura en los libros de estas universidades como licenciado.
En el otoño de 1.568 Mateo Alemán está de vuelta a Sevilla en la más absoluta pobreza, y él y su madre reciben un préstamo del capitán Alonso Hernández de Ayala, a condición de que Mateo se casase con doña Catalina de Espinosa si no devolvía el dinero en el plazo establecido. El dinero no se devolvió y Alemán intentó aplazar el compromiso nupcial, pero ante las amenazas de encarcelamiento tuvo que casarse con doña Catalina, matrimonio de conveniencia que acabó años más tarde en separación.
Desempeñó varios oficios: fue recaudador del subsidio de Sevilla y su arzobispado; en Madrid fue nombrado contador de resultas de la Contaduría Mayor de Cuentas de Hacienda. Desde 1.573 volvió a residir en Sevilla, donde tuvo negocios de distinta índole, según se desprende de diversos documentos: en uno, vende una esclava morisca; en otro, negocia la compra de una capilla “para la cofradía de los Nazarenos”.
Le encarcelaron por deudas en 1.580 y estuvo recluido en la Cárcel Real de Sevilla durante dos años y medio, donde aprovechó para asimilar las costumbres de la vida criminal de los delincuentes y pícaros que luego iban a aparecer en su famosa novela “Guzmán de Alfarache”.
Aunque hizo información personal para pasar a las Indias, no llegó a embarcarse en aquel momento, desconociéndose los motivos.
En 1.583, Mateo Alemán se halla en Llerena (Badajoz), como juez de comisión encargado de cobrar unas deudas que varios particulares tenían con el Rey Felipe II. Su comportamiento en este oficio es severo e intransigente, lo que causa airadas protestas de los vecinos de Llerena y Usagre (Badajoz) que apelaron al Rey.
Este aparente abuso de autoridad le cuesta a Mateo Alemán su encarcelamiento en Mérida (Badajoz) y después en Madrid.
No obstante, en 1.593 viajó a Almadén (Ciudad Real) como juez visitador para inspeccionar las famosas minas de mercurio que la Corona había arrendado a los banqueros alemanes Fugger. La misión del escritor era averiguar el trato que recibían allí los galeotes condenados a trabajos forzados, entrevistando a algunos condenados que posiblemente debieron inspirarle algunos personajes de su obra “Guzmán de Alfarache”.
El celo del juez no debió agradarle a los Fugger, que logran que las indagaciones quedasen suspendidas y Mateo Alemán fuese apartado de ellas y fuese requerido en la Corte.
Una vez de vuelta a la Corte empezó a desarrollar su labor literaria, traduciendo varias odas de Horacio y escribió un prólogo para los “Proverbios Morales” de Alonso Barros (1.598). También escribió la primera parte de “Guzmán de Alfarache”, finalizada a finales de 1.597 y editada en 1.599. Esta obra, una novela picaresca, estableció el canon del género y alcanzó un gran éxito en España y parte de Europa, imprimiéndose en Munich, París, Londres y Colonia. Sin embargo, no consiguió ganarle dinero al libro, puesto que las muchas ediciones que salían, eran fraudulentas, enriqueciendo a desaprensivos editores.

En 1.601 volvió a Sevilla, donde vivió lleno de deudas, por lo que otra vez fue encarcelado en 1.602, hasta que lo sacó su pariente Juan Bautista del Rosso. Este mismo año se publicó en Valencia una segunda parte apócrifa del “Guzmán de Alfarache”, escrita por Mateo Luxán de Sayavedra, seudónimo del abogado valenciano Juan Martí. Una tercera parte, debida al portugués Félix Machado da Silva e Castro, marqués de Montebelo, aparecería hacia 1.650, mucho después de la muerte de ambos.
En 1.604 publicó en Sevilla la primera edición de su “Vida de San Antonio de Padua”, y en Lisboa la auténtica segunda parte del “Guzmán de Alfarache”. Abandonó a su mujer y comenzó unas relaciones íntimas con Francisca Calderón, quien le dio tres hijos.
En 1.608 consiguió, mediante soborno, autorización para viajar a México, ciudad a la que llegó viejo y cansado en unión de su amante e hijas, y donde entró al servicio del arzobispo fray García Guerra, con quien había trabado amistad durante la travesía.
En 1.609 publicó una “Ortografía castellana” que defendía la tendencia fonetista frente a la etimologista. En 1.613 escribió “Sucesos de don fray García Guerra, arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de Nueva España", obra que incluye una oración fúnebre en memoria del prelado.
En 1.615 se sabe que residía en la localidad mexicana de Chalco. A partir de entonces no se tienen más noticias de Mateo Alemán, debiendo morir poco después en la misma miseria en que había vivido.
Mateo Alemán fue Hermano Mayor de la Hermandad del Silencio de Sevilla desde 1.576 hasta 1.595. Se encargó de redactar nuevas reglas con la ordenación de la cofradía, obras de caridad y rescate de los presos de la Cárcel Real, siendo aprobadas el 24 de abril de 1.578, posteriormente renovadas e ilustradas con dibujos del pintor Francisco Pacheco.
Concertó en dicha época la compra de la pequeña capilla del Santo Crucifijo y una parte del huerto en el Real Convento de San Antón, a la que se trasladó la cofradía del Silencio una vez completadas las obras en el año 1.582 y la Hermandad quedó establecida canónicamente.
Mateo Alemán vivió en la sevillana calle Redes, recibiendo alguna ayuda económica alquilando su vivienda a Lope de Vega, cuando éste venía a Sevilla.

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